Fernando Barraza, director del SII: “En 2015, la reforma tributaria logró compensar la caída de ingresos por el cobre, pero en 2016 y 2017 no sé si ocurrirá”

Luego de la Operación Renta 2016, en agosto pasado expertos del FMI llegaron al país para hacer un estudio de medición del pago del Impuesto a la Renta, simulando, entre otros, cómo unas 650.000 empresas se habrían comportado en los últimos 10 años bajo los dos sistemas de tributación que desde mañana regirán en el país: integrado con atribución de renta y semiintegrado. El análisis se hizo a partir de datos reportados por las compañías en los últimos años ante el Servicio de Impuestos Internos (SII) y hoy, cinco meses después, el resultado preliminar es positivo. Con igual información, los extranjeros concluyeron una tasa de evasión a la renta más baja que la chilena.

“Pedimos asesoría al FMI en la medición de la evasión del IVA y del Impuesto a la Renta. En lo que es IVA tenemos bastante validada la medición, pero en renta nos encontramos con una diferencia que estamos analizando. Claramente, hay un tema metodológico en el que estamos trabajando, analizando con mucha detención, porque la diferencia si bien es a favor, es importante”, afirma el director del SII, Fernando Barraza.

Ingeniero civil industrial de la Universidad de Santiago y máster en Administración Tributaria del Instituto de Estudios Fiscales y Uned de España, Barraza (54 años) arribó al servicio el 12 de agosto de 2015 con el objetivo de recuperar la imagen institucional, pero también recomponer el clima interno para que el organismo retomara su labor: “Asegurar el cumplimiento tributario y garantizar la recaudación; claro, simple”, dice.

En esta entrevista, cuenta que al llegar encontró desencanto y desconfianza, algo que, asegura, no vio en su paso anterior ahí, entre 1992 y 2009. La remoción de Michel Jorratt de la dirección nacional, diferencias públicas entre autoridades del SII y el fuego cruzado con el Ministerio Público, golpearon un orgullo institucional intacto en 114 años de historia.

Hoy, sin embargo, destaca que corren mejores tiempos en el organismo, que se respira otro aire y que si bien hay varios planes futuros, en lo inmediato las fichas están puestas en dos frentes: la entrada en vigencia, el martes próximo, de los dos nuevos regímenes de tributación, y comenzar a implementar el plan estratégico 2017-2021. Este se terminó de diseñar hace unas semanas en una jornada excepcional, con los 11 subdirectores del organismo, los 20 directores regionales, Barraza y su jefe de gabinete.

Se ve tranquilo, considerando que en unos días la reforma tributaria entra en régimen total. ¿Confía en que no habrá problemas?

Estamos preparados para que la entrada en vigencia de los dos sistemas sea sin mayores problemas ni contratiempos. Hicimos el proceso de socialización y difusión que estimamos necesario, atendiendo a las características de las distintas contrapartes que tenemos. Creo que lo hemos hecho bien, ya que hasta hace unos días (mitad de la semana) sólo 75 mil contribuyentes habían optado explícitamente por un sistema, lo que implica que la mayoría decidió que el SII los derive a un sistema u otro, aunque deberán estar ahí por cinco años. En mi opinión, es prueba evidente de cómo hemos trabajado. Confío en lo que hacemos.

¿Por qué pidió la asesoría al FMI para testear los dos sistemas; algo le molestaba?

No. Medir la evasión de renta es difícil en todo el mundo, pero nos interesa avanzar, porque además es importante tener las mediciones para ver cómo afecta la reforma, porque esta reforma está orientada principalmente al impuesto a la renta. Mi opinión es que era relevante establecer esas comparaciones, pero además con métodos estándares, internacionalmente aceptados y consensuados.

La tasa de evasión del IVA hoy es de 20,3% y la del impuesto a la renta era del 40% hace unos 10 años. ¿En la renta sigue en ese nivel?

No, es menos.

¿Cuánto menos?

No le puedo dar aún el dato hasta no tener el resultado de la revisión que estamos haciendo por la diferencia con la medición del FMI. Lo más probable es que debamos corregir la serie de los últimos años. Espero tenerlo lo antes posible, pero es complejo y no descarto que debamos esperar a la Operación Renta 2017 para tener la información completa.

¿Los nuevos sistemas no harán más difícil la medición y esa corrección?

No, al contrario, creo que tendremos más claridad. Con la atribución de renta será más simple y, de hecho, ahora muchos quieren estar en ese régimen, porque es más fácil. Las complejidades van a estar en el semiintegrado, donde están los mayores montos, las grandes empresas. Ahí estarán las mayores complejidades para efectos de determinar la renta.

¿Cuáles serían esas complejidades?

De partida, está la complejidad de las mallas societarias, que es lo más difícil, porque el análisis no bastará por empresa, tendrá que llegar al final al grupo económico y es más complejo. De hecho, creo que en eso nos puede haber estado fallando nuestra metodología; mi impresión es que no estaba recogiendo la información adecuadamente y que eso hace la diferencia con los resultados del FMI.

Además de las mallas societarias, ¿hay otras variables que influyeron en eso?

Hay otros temas y diría que el segundo más importante se relaciona con el FUT (Fondo de Utilidades Tributarias), porque hoy nos estamos dando cuenta de cosas que antes no veíamos y eso está complicando no medir la evasión, sino que consensuar el método. Pero confío que tenemos buenos elementos para efectos de simplificar esa complejidad.

¿Entonces, confía en que lo que está haciendo a corto plazo permitirá reducir más la evasión, pese a la complejidad de la reforma, o cree que hasta aquí llegamos?

Estoy convencido de que vamos a seguir disminuyendo la evasión, no al ritmo del año anterior, que fue un 2,5% menor en el IVA, pero la tendencia indica que en 2016 vamos a bajarla nuevamente y eso es gestión del SII. Lo que no puedo aventurar es qué pasará con la recaudación, porque ésta inevitablemente se ve impactada por la economía, y si bien aportamos con lo que nos compete, estamos en los análisis y todavía no sé si lograremos, al menos, mantener la recaudación.

¿Tanto así?

Lo que pasa es que la economía anda más lenta y eso tiene gran impacto en la recaudación. En 2015, la reforma logró compensar la caída de ingresos por el cobre, pero en 2016 no sé si ocurrirá y tampoco en 2017. Estamos simulando distintos escenarios, pero no puedo adelantar una cifra o rango. Pero tenga presente que la evasión del IVA impacta a la renta (impuestos), por lo que si disminuye en el IVA, es posible asumir que también disminuye en la renta.

¿Cuánto ha sido el aporte real de la reforma tributaria contra la evasión?

Entre 2014 y 2015 la recaudación total subió 8,3% y casi el 70% fue resultado de la reforma. De eso, cerca de un tercio fue resultado del modelo de cumplimiento tributario basado en gestión de riesgos que estamos aplicando y que recaudó unos US$ 1.100 millones.

¿Tan mal no estamos entonces?

Tenemos que ser capaces de lograr los niveles de evasión que tienen los países desarrollados, que es bajo el 10%. Ese debiera ser nuestro objetivo si queremos ser un país desarrollado. En los tiempos de más éxito bajamos al 14% la evasión del IVA, debiéramos ser capaces de volver a esos niveles. Hoy estamos en 20,3%, es mucho, pero se puede avanzar. La evasión más difícil de perseguir es a la renta y mucho más difícil es la elusión.

Un plan estratégico y, además, móvil

¿Su objetivo o sello apunta más a la recaudación o a la gestión?

La recaudación es muy relevante, pero necesitamos mejorar la gestión si queremos aumentar la recaudación y estoy convencido de que haciendo siempre lo mismo no vamos a mejorar o si lo hacemos será muy marginal, pero no con los saltos que se requieren.

¿Y se puede dar un salto con dos sistemas de tributación tan complejos?

Por supuesto. Si de verdad queremos que ésta y eventuales próximas reformas funcionen, hay que acostumbrarse, como institución y también los contribuyentes, a que la norma tributaria va evolucionando. Lo relevante es que los cambios no comprometan los niveles de recaudación ni debiliten las facultades de la administración tributaria para efectos de perseguir la evasión y la elusión. Estoy convencido de que se puede lograr, pero con una verdadera innovación en la gestión.

¿En qué consiste el nuevo plan estratégico?

Acabamos de definir un plan estratégico 2017-2021, porque no queremos que sea impactado por los ciclos electorales y, además, definimos que será un plan móvil, en la idea de que año a año se vaya ajustando. Uno de mis objetivos es dejar esa práctica como base de la gestión, sin dejar de gestionar la contingencia, y, por eso, para 2017 fijamos cuatro ejes: (i) transversalización del modelo de cumplimiento tributario, que implica aplicar el modelo basado en gestión de riesgo diseñado en la administración de Michel Jorratt también a la asistencia tributaria, considerando las particularidades de riesgo de los contribuyentes; (ii) un nuevo modelo de atención al contribuyente, pues ahora eso se explicita con la reforma y debemos hacerlo mejor en respuesta, orientación y cumplimiento; (iii) completar la implementación y entrada en régimen de la reforma, aunque nos vamos a medir en la Operación Renta 2018, (iv) y, finalmente, implementar un sistema de gestión basado en procesos, que es un desafío personal.

¿En qué consiste ese sistema y cuál es el timing con que espera tenerlo operando?

Nuestra responsabilidad es gestionar las normas vigentes, asegurar el cumplimiento tributario y garantizar la recaudación. Pero el sistema tributario está cambiando en el mundo, porque esto no sólo pasa en Chile, mire lo que está por ocurrir en Estados Unidos, y esa dinámica constante hace necesario que tengamos un modelo de gestión tributaria basado en procesos, donde la transversalidad de estos sea el punto de unión. Se trata de un modelo en el que a partir de criterios equivalentes definidos en un proceso, en la respuesta y en los tiempos, será en la forma de respuesta y en los tipos de acciones institucionales donde podamos aplicar las mejores prácticas y tomar decisiones atendiendo a las particularidades del caso.

¿Eso implica un cambio normativo o es más un cambio de procedimiento?

De procedimiento más bien. El servicio tiene 5.000 funcionarios de Arica a Porvenir que hoy dan un tratamiento tributario a todos por igual. Este modelo mantiene la lógica de criterios y normativas equivalentes para todo el país, para toda la institucionalidad, pero la idea es que las distintas actividades del servicio se gestionen como un proceso, de manera que frente a una atención tributaria que se va complejizando, la gestión transversal sea la misma, pero no necesariamente la acción o la respuesta.

¿Y cómo se llevaría eso a la práctica?

Esto permitiría, por ejemplo, que para una pyme la respuesta a una consulta o solicitud de condonación no demorara el plazo máximo establecido, sino que se respondiera antes y por la vía electrónica incluso. Así se facilitaría su cumplimiento y destrabarían otras operaciones necesarias para el negocio que estaban a la espera del SII. Estamos analizando 18 procesos que tiene el servicio para comenzar con esto, la mayoría con impacto en las empresas de menor tamaño o pymes.

Es como cambiar la mente del servicio, de los funcionarios…

Sí, pero se puede y estamos en eso. No es a corto plazo, probablemente no alcance a ver todo en régimen en mi período, pero sería un paso realmente hacia un SII de país desarrollado y con eso me doy por pagado. N

“Hay un 14% de contribuyentes que busca cómo pagar menos impuestos”

Fernando Barraza Luengo entró a Impuestos Internos (SII) en enero de 1992 y siete años después, el entonces director nacional Javier Etcheberry lo nombró subdirector de Informática para liderar el plan de modernización tecnológica que, en la década siguiente, situó al organismo entre los más eficientes del Estado. En 2009 se fue al sector privado y retomó la academia, hasta que en julio de 2015, tras pasar por el Sistema de Alta Dirección Pública, el gobierno le encargó la dirección nacional de una de las entidades más golpeadas por los casos de financiamiento a la política.

Hizo cambios de inmediato. Removió a ocho de los 11 subdirectores y de los restantes, a uno lo cambió de área. Las vacantes se llenaron con profesionales del sector privado, dos de los cuales pasaron por el SII: el abogado Bernardo Lara, ex subdirector jurídico (1994-2006), quien retomó el mismo cargo pese a los reparos a su nombre, y Christian Hansen, ex subdirector de Recursos Humanos (2006-2010), para asumir en Desarrollo de Personas. Inéditamente, además, nombró a tres subdirectoras: María Alicia Muñoz (Avaluaciones), Alejandra Gallegos (Administración) y Verónica Valle (Asistencia al Contribuyente). “No se trata de una cuota de género, simplemente elegí a los mejores profesionales y personas que podían acompañarme en mi gestión”, aclara.

Siguieron las decisiones drásticas: a los tres meses pidió la renuncia a siete de los 20 directores regionales, al resto les ofreció cambios y movilidad en la institución. Siete aceptaron.

¿Eso afectó o no más el clima interno?

Tomé las decisiones que tomé, porque en mi evaluación eran necesarias para que el servicio retomara su verdadera función, que es recaudar impuestos y asegurar el cumplimiento tributario. Tenía que dejar de ser visto como un generador de querellas y persecutor de cualquier delito, porque por eso equivocadamente comenzó a ser cuestionado, con un daño institucional importante.

¿Las mayores discrepancias fueron internas?

Sí y, por eso, cuando acepté el cargo de inmediato le pedí a Bernardo Lara y Christian Hansen que se vinieran conmigo.

Lara como subdirector jurídico abrió críticas.

Sí, pese a eso le pedí que trabajara conmigo, porque es el subdirector jurídico que necesito. Tiene una historia de mucho éxito en los casos que ha llevado, es altamente competente y nunca se han cuestionado sus competencias profesionales. Eso es lo principal, porque estamos buscando resultados.

¿Qué resultados?

Al llegar fijé cuatro ejes de acción inmediatos. (1) Modernización Institucional, con el foco en retomar la política de innovación que caracterizó al servicio, para que vuelva a ser uno de los más eficientes y de mayor prestigio del Estado chileno. (2) Excelencia en la gestión interna, porque los casos y las polémicas impactaron, dejando congelado un nuevo modelo de fiscalización basado en la gestión de riesgo, diseñado por Jorratt y absolutamente clave para la reforma tributaria. (3) Desarrollo de Personas, a partir del cual se decidieron los cambios en las direcciones regionales y que apunta a retomar la movilidad funcionaria. (4) Fortalecer las comunicaciones con la nueva Subdirección de Asuntos Corporativos, cuya labor se asemeja a lo que hace el sector privado en relación con la comunidad, responsabilidad social, atención al cliente, difusión institucional.

¿En qué consiste el nuevo modelo de fiscalización basado en la gestión de riesgo y por qué es tan clave para la reforma tributaria?

El SII venía trabajando con un modelo de fiscalización por segmentación del contribuyente, clasificándolos por el tamaño y tipo de impuesto. Michel se dio cuenta de que el modelo estaba agotándose, y estoy totalmente de acuerdo, porque llevábamos 10 años con el mismo tipo de fiscalización y los contribuyentes iban cambiando, algunos eran cada vez más sofisticados y más reticentes a cumplir de manera autónoma, haciendo que la recaudación por fiscalización cada vez fuera menor. Así, se diseñó un modelo basado en la gestión de riesgo que, en sencillo, implica que el SII mira al contribuyente ya no sólo desde su comportamiento tributario tradicional o su tamaño, sino también desde su comportamiento sobre otras variables tributarias y de tipo legal, generando una suerte de perfil a partir del cual se puede proyectar cómo es su comportamiento de cumplimiento. Es decir, su riesgo.

¿Cuáles son las otras variables en juego?

Hasta ahora son 142 variables como, por ejemplo, ganancias de capital, inversiones, acciones; ahorros con beneficios tributarios, pago de sueldos sin retención de impuestos, operaciones principalmente con empresas relacionadas, alta frecuencia de reorganizaciones, pagos previsionales y prestaciones de salud, solicitudes de subsidio habitacional y cumplimiento de requisitos, infracciones de tránsito y pago de éstas, etc. Esas variables se cruzan a los distintos segmentos de contribuyentes y generan una información más precisa sobre el contribuyente en distintos ámbitos de cumplimiento, clasificándolos en una pirámide.

¿Y qué concluyen en esa pirámide?

Lo primero, es que el 98% de los contribuyentes cumple su obligación tributaria y que de ellos, el 67% lo hace sin acción del SII. Lo segundo, es que un 19% si bien cumple, lo hace por acción del SII, porque es más sensible. Pero la tercera conclusión y que se alinea con la reforma es que hay un 14% de contribuyentes que no sólo responde si es requerido por el SII, sino que busca cómo pagar menos impuestos. Es un contribuyente más preparado, informado, que planifica.

¿Ese 14% es el que elude impuestos?

Efectivamente, en ese 14% puede haber elusión tributaria, y si el martes próximo comienzan los dos nuevos regímenes tributarios, este modelo de gestión basado en riesgo es clave, porque la evidencia indica que se está haciendo más difícil detectar la elusión, porque detrás de ella puede haber planificación tributaria agresiva.

Y con este zoom, ¿sabe quiénes evaden?

Si consideramos que hay cinco millones de contribuyentes activos en el país, el 2% equivale a unos 100 mil que son evasores de impuestos. El 40% son personas naturales y a esa punta de la pirámide se puede sumar el grupo de 14% propenso a eludir.

La Tercera, 31 Diciembre 2016.