El 22% de los migrantes declara impuestos a la renta y aporta US$ 495 millones al año

 

Más de 17 mil niños extranjeros estudian en escuelas chilenas; 288 mil inmigrantes están cubiertos por el sistema de salud público; 9.713 familias de extranjeros viven en casas adquiridas con subsidios estatales. Y no son solo los regulares: a fines de 2016, el Gobierno formalizó lo que en la práctica ya venía sucediendo: abrió los consultorios a los indocumentados, lo que les permitirá acceder a todos los programas de salud pública, desde vacunas a programas de alimentación complementaria.

Todo esto, de la mano de un proceso de absorción de migrantes que durante los últimos 10 años ha experimentado un rápido crecimiento: si en 2006 había 154.643 extranjeros avecindados en Chile de manera regular (no existen cifras confiables sobre la población indocumentada), hoy suman más de 465 mil, según la última encuesta Casen.

Claramente, ese proceso de incorporación tiene un costo para el Estado y sobre ello se ha hablado desde todos los frentes. Pero también tiene una cara mucho menos visible: la contribución económica de los extranjeros a través de los impuestos que pagan.

«El Mercurio» solicitó, a través de la Ley de Transparencia, datos del Servicio de Impuestos Internos (SII) que dan cuenta del aporte que los extranjeros realizan en esta materia. En 2016, 65.227 inmigrantes registraron ingresos superiores a los 13,5 unidades tributarias anuales -$622 mil mensuales o $7,46 millones al año-, lo que los sitúa dentro del reducido grupo de contribuyentes que pagan impuestos a la renta. En total, ese año contribuyeron con $327.703 millones; es decir, más de US$ 495 millones.

La mayoría están activos: trabajan o buscan empleo

De los 465 mil extranjeros que viven en Chile, 293 mil tienen alguna ocupación rentada, según cifras elaboradas a partir de los datos de la Encuesta Casen 2015. De ese total, el 22% paga impuestos a la renta, cifra que es nueve puntos porcentuales inferior al promedio de los chilenos. Esto, a pesar de que la última encuesta Casen (2015) evidencia que los extranjeros tienen una mejor posición que los chilenos en el mercado laboral: ganan $584 mil mensuales, 28% más que el ingreso medio chileno.

Otro dato: el 81,4% de la población inmigrante ocupada es asalariada; es decir, tienen trabajos con contratos y previsión, mientras que solo el 77,6% de los ocupados chilenos se encuentran en esa categoría.

Más aún, solo el 14,8% de los ocupados extranjeros se desempeña como trabajador cuenta propia (independientes), cifra que llega a 19,4% en el caso de los nacidos en Chile.

«Al no advertirse diferencias en el grado de formalidad del empleo de inmigrantes, las diferencias que pudieran existir en el patrón de declaración de impuestos y en la contribución de trabajadores inmigrantes no cabría atribuirlas a la precariedad de su inserción laboral», indica el ministro de Desarrollo Social, Marco Barraza.

¿A qué responde, entonces, que en términos proporcionales, menos extranjeros paguen impuestos directos en comparación con los chilenos? Una de las posibilidades que se barajan apunta a que existiría una mayor incidencia de ingresos subdeclarados de parte de trabajadores migrantes.

Aunque no existen datos oficiales al respecto y solo se trata de una hipótesis, el jefe de Extranjería del Ministerio del Interior, Rodrigo Sandoval, considera que hay una mayor predisposición en el caso de los extranjeros a convenir subdeclaraciones de ingresos: «A ellos no les interesa, por ejemplo, ahorrar para la AFP, para ellos la AFP es plata perdida», afirma.

Por lo mismo, plantea que se debería permitir que si una persona trabaja en Chile, pudiera disfrutar de su esfuerzo en Colombia, por ejemplo. «Imagínese lo que podría significar como incentivo al retorno que usted a esa persona le pudiera dar un voucher que pudiera ser cobrado en una entidad previsional en su país de origen. Sería impecable, pero eso no existe». (Ver entrevista relacionada con este tema).

Más educados, pero en tareas que no exigen calificación

Los inmigrantes tienen mayor escolaridad que los chilenos (12,6 años de formación, en comparación con los 11 años de los nacidos en Chile), pero tienen menos acceso a trabajos que exigen una alta calificación. El 27% de los inmigrantes tiene estudios superiores completos y el 39%, educación media completa. Entre los chilenos, solo el 17% tiene educación superior completa y 30%, educación media completa.

Pese a esto, más de la mitad de los extranjeros se desempeñan como trabajadores no calificados y como vendedores de mercados y pequeños comercios. No existe una correlación directa entre escolaridad, calidad del empleo y, por lo tanto, nivel de remuneraciones, concluye el investigador de Clapes UC Juan Bravo.

El abogado peruano y experto en derecho migratorio, Rodolfo Noriega, agrega otra variable: a su juicio, en Chile hay trabas administrativas y también culturales que dificultan que los extranjeros puedan desempeñarse en tareas acordes con su nivel de escolaridad: «Mi especialidad es la legislación migratoria y dicto cátedra a través de organismos de capacitación. No falta el cliente que consulta ‘¿sabrá del tema?’. Hay una idiosincrasia de subvalorar la educación de otros países», señala.

A esto se suman las trabas burocráticas: «Los convenios de reconocimiento de títulos se aplican parcialmente, no se aplican a los haitianos, por ejemplo», afirma.

Aumentan infracciones de la DT por informalidad

Cifras de la Dirección del Trabajo (DT) dan cuenta de un aumento importante en el número de sanciones por informalidad de los trabajadores extranjeros. En 2015 se registraron 527 sanciones, cifra que llegó a 901 sanciones en 2016, principalmente por la inexistencia de contratos, incumplimiento de horarios y el no pago de cotizaciones previsionales.

«Es imprescindible que todas las empresas que trabajan con migrantes formalicen su relación laboral con ellos, que les realicen contrato, les hagan sus imposiciones laborales y de salud, y no los mantengan en condiciones de precariedad. La Dirección del Trabajo no diferencia entre un trabajador chileno y uno extranjero, pues las leyes laborales son iguales para todos; nos preocupamos de que se cumplan y se respeten todos los derechos de las personas que trabajan en nuestro país», afirma el director del Trabajo, Christian Melis.

Se trata de una situación, en todo caso, que está siendo analizada en todo el mundo. Un estudio del Instituto de Política Fiscal y Económica (ITEP) para Estados Unidos, publicado en septiembre de 2016, indica que si se llevase a cabo una reforma migratoria que normalizase la situación de los 11 millones de inmigrantes irregulares en ese país, el beneficio para las arcas públicas sería de unos US$ 2.100 millones adicionales al año.

UN ESTUDIO DEL INSTITUTO de Política Fiscal y Económica (ITEP) indica que si se normalizara la situación de los 11 millones de inmigrantes irregulares en EE.UU., el beneficio para el fisco sería de unos US$ 2.100 millones al año.

SOLO EL 14,8% de los extranjeros ocupados se desempeña como trabajador por cuenta propia (independiente), cifra que llega a 19,4% en el caso de los nacidos en Chile.

El Mercurio, 28 Enero 2017.